Tras las primeras semanas de 2023 se están confirmando las tendencias que señalábamos a finales del año pasado. Los datos del último trimestre marcaban una ralentización en el cierre de operaciones, pero, sobre todo, en el número de compradores activos empezando a buscar.

Ante la incertidumbre, la prudencia es la tónica habitual y los que no tenían muy claro si empezar o no, están a la espera de poder vislumbrar lo que finalmente ocurrirá con los precios de las viviendas.

Según el XIII Barómetro inmobiliario de UCI, más del 70% de los profesionales inmobiliarios encuestados cree que el número de compradores activos buscando vivienda habitual se reducirá con respecto a 2022 aunque, por supuesto, habrá mucha diferencia según las zonas.

Junto a la supuesta reducción de este tipo de público comprador hay que analizar cómo se comportarán otros compradores muy importantes en el mercado nacional: los inversores.

Toda esta situación, que estará a la merced de lo que vaya pasando a nivel político y social, no solo en España, sino en todo el mundo, no hace más que convencernos de que nuestro papel como asesores inmobiliarios tiene más importancia que nunca.

Comprar o vender una propiedad es siempre una cuestión compleja, pero si además el escenario no está estable se hace imprescindible contar con la información, el tiempo y el conocimiento necesario para analizar cada paso y cada decisión.
No es mal momento para vender o comprar. Es mal momento para hacerlo sin el asesoramiento adecuado.