La vivienda más señorial puede esconder problemas de construcción o mantenimiento que compliquen (y hasta arruinen) la vida de sus ocupantes. Estos problemas se conocen en el argot inmobiliario como "vicios ocultos". Por definición, resultar invisibles en una visita convencional, y tanto el vendedor como el agente inmobiliario están obligados a revelar antes de cerrar la compraventa de una vivienda.

"En un 2,5% de las operaciones de compraventa surge algún tipo de problema, algunos con más frecuencia que otros", explica Jesús Duque, vicepresidente de Alfa Inmobiliaria. Bajo su experiencia, los vicios ocultos más frecuentes son los problemas de moho y humedad provocados por filtraciones en áreas escasamente visibles, y que no revisten una excesiva gravedad.

- Investigar el historial de la propiedad: para solicitar información sobre si la vivienda ha tenido problemas importantes -fuegos, inundaciones o disputas anteriores.
- Problemas eléctricos; sistemas de fontanería deficientes como fugas o corrosión.
- Problemas de aislamiento o de canalización de las tuberías.
- Grietas en las paredes, cimientos dañados o problemas en la estructura del techo.

También es recomendable revisar cualquier documentación disponible sobre la historia de la propiedad, como informes de inspección anteriores o reparaciones realizadas.