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ABRIL 2024
Las 6 tendencias inmobiliarias de 2017
FUENTE: Elaboración propia
En la economía, como con el tiempo, el corto plazo es más o menos previsible, pero cuanto más nos alejamos en el futuro, más difícil es saber lo que va a pasar. De momento esto es lo más probable que suceda en el sector inmobiliario durante este año 2017.

El precio de las viviendas seguirá subiendo, aunque lentamente

Nadie prevé una burbuja de precios en las viviendas como la que produjo del 2002 al 2006. En realidad, los precios todavía están muy lejos de recuperar su máximo del 2006. Sin embargo, la tendencia ascendente es clara. Probablemente, no tan pronunciada ni tan generalizada como para que un propietario deba esperar para vender. Porque no hay que olvidar que el no vender también tiene un coste, tanto en gastos efectivos como en rentas potenciales desperdiciadas. Así pues, esperar para vender no se justificará, en general, por los previsibles aumentos de precio.


El precio de los alquileres se recuperará, en este caso más rápidamente

A pesar de que hay muchas viviendas vacías, el entorno legal y fiscal provoca que muchas personas prefieran mantener cerrada la vivienda heredada o comprada como inversión, antes que alquilarla. Ni siquiera las fórmulas cada vez más extendidas de garantizar el arrendamiento, consiguen animar a muchos propietarios. Consecuencia de ello es que el parque de viviendas en alquiler sigue siendo escaso. La recuperación económica, acompañada de una intensa recuperación de un empleo, sobre todo temporal, está lanzando a muchos demandantes de alquiler al mercado, jóvenes sobre todo. Ese aumento de la demanda, no correspondida por un aumento de la oferta, está tensionando los precios del alquiler hacia arriba. Así que, 2017 será un buen año para los arrendadores, y complicado para los arredantarios.


Aumentará el número de hipotecas, sobre todo a interés fijo

Durante los años de crisis, los bancos cerraron el grifo hipotecario, que ahora vuelven a abrir, debido a la abundancia de liquidez proporcionada por el Banco Central Europeo, a la disminución de los márgenes crediticios por cada operación realizada y a la mayor confianza por la recuperación del empleo y la economía en general. Se esperan aumentos de las cantidades prestadas para la compra de vivienda en la magnitud de dos dígitos. La tendencia será aprovechar las hipotecas a interés fijo, con intereses alrededor del 3%, para protegerse frente a eventuales y más que previsibles aumentos en los tipos en el medio y largo plazo.


Crecerá la inversión en viviendas, locales, naves, oficinas y plazas de garaje

Los ahorradores buscan desesperadamente rentabilidad para su dinero, que ya no las consiguen con las letras del Tesoro (bonos de deuda pública) ni los plazos fijos. Los grandes Fondos de Inversión están acudiendo a comprar oficinas y centros comerciales en las grandes ciudades. Los inversores particulares se centran en las viviendas para alquilar y en los locales comerciales, cuanto más céntricos mejor. Sin olvidar las plazas de garaje, cada vez más cotizadas en los centros de las grandes ciudades, sobre todo teniendo en cuanta las restricciones de circulación y aparcamiento que se avecinan.


Más obra nueva

Si hubo un grupo empresarial que sufrió con el pinchazo de la burbuja, ese fue el de los promotores inmobiliarios. Muchos cerraron y solo algunos sobrevivieron con la ayuda de los mismos bancos que les habían facilitado la financiación de las promociones. Ahora vuelven con mayor prudencia, pero con brío renovado. Muchas viviendas nuevas han sido absorbidas por fondos de inversión extranjeros, y las mejores se han vendido ya, o están retenidas por sus propietarios a la espera de mayores subidas. Eso ha provocado escasez de oferta de obra nueva en muchos puntos de muchas ciudades, empezando como siempre por las grandes capitales. Cada vez se ven más grúas, o viejas grúas casi oxidadas por la inactividad que vuelven a ponerse en uso.


Los profesionales inmobiliarios aportan cada vez más valor a compradores y vendedores

Cada vez más Agencias y Agentes inmobiliarios están cambiando su modelo de negocio, orientando su actividad hacia los servicios de valor añadido, tanto a vendedores como a compradores, y a la aportación de valor, comodidad y una mayor eficiencia al proceso de la compraventa inmobiliaria. Es un modelo importado de Estados Unidos y basado en los servicios, la cooperación, la representación y el uso intensivo de las nuevas tecnologías y el marketing. Sin olvidar un fuerte compromiso ético con los clientes, que tiene como fruto una mayor transparencia en el ejercicio profesional y en la propia actividad empresarial.

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