Comprar o vender una vivienda nunca ha sido proceso fácil, y ahora mucho menos. El coronavirus se ha convertido en un factor más a tener en cuenta a la hora de gestionar un proceso de compraventa inmobiliario debido tanto a su riesgo intrínseco de contagio como a la crisis derivada del mismo.

No obstante, y a pesar de una reducción sustancial pero temporal en su ritmo, el mercado inmobiliario no se detiene, sino que se adapta a las circunstancias actuales. Uno de los ámbitos más afectados por el coronavirus es el de las visitas a las viviendas por parte de los compradores interesados, ya que se trata de un momento crucial e inevitable en el proceso de compra. Conviene asumir que son muy pocas las personas que adquieren un inmueble sin visitarlo antes como mínimo una o dos veces. La visita es ese momento mágico en el que interviene el factor emocional con toda su fuerza, ya que es cuando el comprador puede ponerse en situación y plantearse si realmente se ve viviendo allí. Por ello, debemos asumir que las visitas no solo son necesarias, sino indispensables, y que, hoy en día, requieren una atención minuciosa y profesionalizada.

Si sabemos que para vender nuestra vivienda tenemos ineludiblemente que abrir la puerta de nuestra casa a desconocidos ahora más que nunca es una gran ventaja contar con la ayuda de un profesional que domine los protocolos de seguridad y las herramientas que permitan reducir las visitas el mínimo necesario y siempre de una forma segura. Tanto si eres comprador como vendedor es razonable temer al contagio y, por tanto, urge más que nunca prestar a este tema toda la atención que merece.

Una agencia inmobiliaria podrá ayudarnos de dos formas, ya que:

Un profesional se ocupa de reducir al mínimo y cualificar las visitas, de modo que las personas que visiten el inmueble estarán realmente interesadas en adquirirlo.

Existen multitud de herramientas que actúan como filtro para reducir las visitas y van desde tours virtuales hasta vídeos o composiciones en 3D. Estos servicios facilitan el descarte a aquellas personas que no buscan una vivienda con esas condiciones y, por tanto, previenen visitas infructuosas.

Un profesional domina los protocolos y las medidas de higiene necesarias para prevenir el contagio del virus.

Una de las normas fundamentales es que el propietario ni siquiera esté presente cuando la casa sea visitada, de manera que se previene la exposición directa al virus a ambas partes, tanto comprador como vendedor.

Por otra parte, que un comprador cuente con un agente inmobiliario también le aportará otras garantías, como que la casa esté desinfectada o que el profesional le facilite los materiales pertinentes para llevar a cabo la visita de forma segura, como guantes, mascarilla, etc.

Además de prevenir el contagio, también el comprador evitará la frustración derivada de perder el tiempo, ya que el profesional filtrará las visitas para solo realizar las que realmente sean propiedades que encajan con sus aspiraciones y, además, las organizará en el mínimo de jornadas posibles.

El tiempo dedicado a la búsqueda y venta de la vivienda es un factor crucial para que la operación acabe de la mejor forma posible, por ello, no dejes que el miedo y la nueva normativa retrase el cierre de tu compraventa.